18.5.09

Cabrear vs Doler

Hay una enorme distancia entre las cosas que te pueden cabrear y aquellas que te duelen. No es la misma la reacción de la persona afectada, no es la misma forma de resolver ambos problemas y no es lo mismo las consecuencias que traen.
Seguramente yo me pueda cabrear por mil tonterías. Si hay incidentes que no espero, me sientan mal y me lo tomo muy a pecho. Pero lo bueno, es que se me pasa relativamente pronto. Simplemente necesito un poquitito de tiempo y que una situación me obligue a reírme y se me pasa y vuelve la normalidad. En cambio, cuando las cosas duelen, se vienen las cosas muy negras, tanto que incluso la radicalidad me lleva a pensar que no hay manera de arreglarlo. A veces creo que ese sentimiento de distancia entre dos puntos de un abismo no se van a poder a acercar ya, no como antes.
Una vez que intentas arreglarlo con las cosas un tanto más calmadas, incluso ahí no están las cosas como serían momentos próximos anteriores. Después del dolor las palabras ya no tienen tanto valor como tenían antes. A mí ya no me suenan igual, de hecho hay palabras, frases y cumplidos que me hacen sentir incrédula y los rechazo...me suenan a un pasado cercano...a tiempos mejores, incluso si es muy posible que sean verdad. Es solo que no las siento al oírlas.
Quizá sólo el tiempo cura las heridas que aún están abiertas. Pues entonces habrá que esperar a ver cómo se van llevando las cosas. Habrá que esperar a ver si me voy derritiendo, porque eso sí, en mí hay un punto de conexión entre el cabreo y el dolor que es el hielo. En cualquiera de las dos situaciones soy una princesa de hielo al actuar con la persona que ha sido causante de mi ira o de mi decepción. De hecho, hay momentos que creo que pierdo el sentimiento de la compasión, lo tengo completamente congelado, como congelados están todos mis gestos, mis muecas, mis sonrisas. Son escarcha.

1 comentario:

Yoli dijo...

Qué te ha pasado???? Espero que seas princesa pero caliente...