5.5.09

Entonando el mea culpa


Me coloco la letra escarlata. Hoy será la O, de orgullosa, pero en el sentido negativo. Soy una de esas tantas personas en el mundo que son orgullosas y cuando se enfadan ponen morros y piensan "pues yo no pienso llamarte, así que serás tú el primero".
Hoy, que he vivido una situación extraña de las que no suele haber nunca con Peter Pan, he conseguido algo positivo. Me he comido mi orgullo y he actuado correctamente antes de que de un grano de arena se haga una montaña del desierto.
Cuando, sin apenas despedirnos por un error mío y un situación de estrés suya, me he subido al coche llevaba los "morritos". Estaba enfadada por lo que estaba pasando, de no entender el porqué de su queja. Pensaba eso tan típico en mí..."pues vale, ahora a ver quién da el siguiente paso". Iba convencida de mantenerme en mi posición hasta el final de los tiempos y cuando recibiera más explicaciones entonces ya se me pasaría. Sin embargo, en el corto trayecto que recorría el coche me he arrepentido. No quería irme así, no quería irme enfadada y no quería que él estuviese enfadado. Comiéndome mi tremendo orgullo he vuelto al portal del que minutos antes salíamos y ahí me quedado, con el coche parado, sin saber qué iba a decir o qué iba a hacer, sin saber si él volvería al portal o tenía otros planes y yo estaba allí parada haciendo nada y esperando a nadie. Pero la suerte ha estado de mi parte y al ratito ha aparecido caminando hacia allí.
Cuando salía del coche aún no sabía qué iba a decir. Mi orgullo me exigía una disculpa rápida y vuelta al coche, sin más. Pero me he quedado esperando una reacción en su cara.
El comerme mi orgullo me ha permitido solucionar el problema en el acto, comprender a la persona que tenía en frente y lo que me estaba diciendo y volver a casa con una gran sonrisa. La misma que cuando horas antes le veía perdido buscándome entre la gente.
Lección del día aprendida.

1 comentario:

Yoli dijo...

Qué mona.... jeje!!! Eso es amor y lo demás son tonterias... jeje!!!
Buena suerte en tu primer día de trabajo