14.9.09

Ánimos conectados

Hace tiempo escuché de forma indirecta cómo un amigo le había dicho a su chica que estaba preocupado porque cuando ella estaba mal, él también estaba mal y eso no podía ser. Es increíble la fuerza que tiene la interconexión sentimental.
El otro día yo misma solté la misma frase que mi amigo le había dicho a su novia. Y es que no puede ser que el estar en pareja te ligue tanto anímicamente. Si uno está mal, el otro tiene que estar bien para tirar por los dos. O esa es la buena teoría. Pero justo en el momento en el que ves que la otra persona baja y baja, tú vas detrás. Ese es el momento en el que te tienes que dar cuenta que no, que tiene que ser una reacción justo a la contra. Si uno baja, el otro sube, y si no, no hay equilibrio, y el equilibrio es básico. Ser una balanza es algo fantástico, porque sentir la fuerza del otro y la energía que te puede faltar a ti cuando estás pendulando, no hay dinero que lo pague. Al mismo tiempo, sentir que tienes la energía de ir aumentando la altura del otro te da más fuerza aún.
Las afecciones sentimentales por culpa de la pareja son inevitables, y si no es así, quizá lo que llamamos sentimiento no sea lo que verdaderamente debería ser. Si algún día alguien se preguntara cuánto sentimiento tiene puesto en una relación, quizá pueda responder a esas preguntas el saber cuánto te afecta lo que le afecta al otro. Es la interconexión de ánimo. Irritable y dulce a la vez. Desesperante y energético a la vez.