Cuando los perros son pequeñitos y aún cuando están creciendo solemos someterles a serias sesiones fotográficas para tener recuerdos de cuando eran cositas pequeñitas y adorables. Con el tiempo, se te va olvidando hacer fotos porque siempre salen igual. Así le ha ocurrido a Nube, pero hoy me he propuesto que no sea así, y la he obligado a posar una foto tras otra.
El resultado han sido fotos muy artísticas después de miles de fotos intentado que se estuviese quieta. Este es el resultado. No serán las mejores fotos del mundo, no estarán centradas, ni con el color y la iluminación adecuadas...pero yo me lo he pasado tan bien!
Eso sí, nadie me ha quitado de tener que tirarme por el suelo, llenarme de polvo, de babas, de mordisquitos cariñosos de Nube intentado jugar, del peligro que suponía que quisiese comerse la cámara... Una sesión muy complicada pero objetivo conseguido.
1 comentario:
Salis preciosas las dos!!!
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