Trabajar de noche tiene sus cosas muy buenas pero también muy malas. En vista de que tan sólo me queda una semanita para el abandono de las ondas intento quedarme solo con los buenos momentos, que son muchísimos. Uno de ellos, es este que veis. Poder ver cada noche amanecer en Madrid es una imagen que no quiero borrar de mi cabeza. Aunque he de reconocer que la mayoría de días no da tiempo a darte cuenta de los colores que trae la llegada de la mañana. Las prisas suelen no permitir que te pares a contemplarlo. Sin embargo, el otro día (sería por la nostalgia) pasé por los pasillos en dirección al estudio y paré un rato para ver los tejados de la capital anaranjados y cubiertos por la luz del sol. El contraste con las luces de la calle aún en marcha me resulta muy agradable. Cuánto me voy a acordar de todo cuando ya no esté. Será tan raro que aún no lo pienso lo suficiente como para darme cuenta de cómo van a cambiar las cosas.
2 comentarios:
Qué bonito... Tú tranquila ue si es por ver amanecer seguro que el futuro te depara muchos turnos nocturnos, pero en la radio, eso sí, porque cuando nos vamos no dejamos la puerta cerrada, ¡sino un poquito entornada esperando a que volvamos!
1besote.
Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas
Yo ya no estoy por allí y lo cierto es que echo mucho de menos las vistas de aquella maravillosa azotea (da igual la hora y el momento)...
PD: Recojo en la mente el testigo del meme (ya me habían propuesto varios pero al final nunca hice ninguno). No prometo nada, pero lo pensaré...
Gracias, Saray.
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