Divina juventud

He encontrado esta foto por Internet y la he tenido que guardar en mi ordenador porque me encanta. No se si forma parte del fotograma de una peli o simplemente es una sesión de fotos. Da igual, me encanta porque me recuerda a ciertos momentos de la juventud.

Desde que he ido dejando esa juventud quinceañera he ido entrando en la de mi hermana (que es quinceañera). Desde que ella me ha ido contando las tramas y tragedias en su grupo de amigos me he dado cuenta de algo: los adolescentes viven su vida como si fuera "Al salir de clase" o si somos más cool "Sensación de vivir".

Es algo que siempre le digo a mi hermana y no me cansaré de decirlo. Yo no recuerdo mi adolescencia así, como me la veo en mi hermana, pero supongo que no serán tan tan diferentes. El "fíjate lo que ha dicho fulanita..", "Luisito le ha pedido salir a Paquita a pesar de que sabe que está con Juanito", "hoy es el peor día de mi vida...tenemos excursión y mira este grano en la frente!", "hoy han quedado los del cole de al lado para ir a pegar a la salida a Paquito", "Le gusto a Danielito...sí sí, me lo ha contado mi amiga Lucía, que se lo ha oído a una amiga de Danielito mientras hablaba en el baño con su compañera de clase".... Todo son dramas y todo son alegrías superfluas. Lo único importante es cómo se te ve y en qué consideración te tienen los demás. Los logros académicos son para los freakys, los porros para los guays de bachillerato.

Los dos adolescentes que se sientan en la foto en las vías del tren me recuerdan a mi juventud, cuando quedaba por el barrio con mi amigo Santy y nos contábamos nuestras historias. Toda una tarde en un banco de alguna calle con una bolsa de patatillas en la mano, o si no, golosinas. En esa época, no hacía falta una caña en una terraza, ni una cena para celebrar algo... no teníamos dinero y eso estaba reservado para el fin de semana.

A día de hoy sigo intentando quedar de vez en cuando con él para hacer lo mismo. En realidad, me encanta hacer lo que antes era cotidiano. Nuestros problemas de agenda y el no vivir en el mismo barrio nos hace que se haga complicado vernos. Pero, de vez en cuando, surge esa oportunidad de.."oye quedamos en el barrio y damos una vuelta y me cuentas?". Grandioso, porque algunas de las peores cosas que me han pasado se las he contado en esos momentos, incluso a veces a la primera persona que he querido ver tras esos momentos. La única que me ha hecho salir de casa para hablar de tonterías y no pensar en nada malo cuando al resto les he dicho que no estaba para nadie. Esa divina juventud...que con nuestros recuerdos siempre vuelve a la mente.