Pero qué grandes!...

Qué bonita es la profesión que en menos de cuatro horas consigue hacerte reír, llorar, cantar...todo un cúmulo de emociones que pasan de un lado a otro sin poderse controlar. Debe ser alucinante ver la cara embobada de la gente mirando a un escenario, sonriendo con complicidad, incluso a veces odiando desde las entrañas.

Esta era la segunda vez que entraba en el Teatro Movistar para ver la misma obra y no me decepcionaba. Lo que sí se notaba era que como la primera temporada ninguna. Como esa euforia vivida en las primeras representaciones nada. Y no porque los actores no pusieran todo su empeño, sino porque ya son unos años y la mayoría de madrileños ya ha pasado por allí (y no nos engañemos, las segundas partes nunca igualaron a las primeras). La única pena que me daba según lo estaba viendo era la falta de Nacho Cano en la dirección, que no es que se notara, pero era como un aura que estaba presente y que ahora está vacío.

He nacido con las canciones de Mecano. Y es literal. He nacido y he crecido con ellas. Mis padres se empeñaban en poner sus discos a todas horas. Tantos viajes en coche con el "En la puerta del Sol..." que no puedo desasociar este grupo con mi infancia. Dice mi madre que nosotros no entendemos como ellos, como sus generaciones, el musical. Que no hemos vivido el estallido en España de las drogas, de la Movida, del abandonar tantos años de represión... y que las generaciones próximas a ella lo viven de otra manera porque "todos tenemos amigos a los que les ha pasado eso, que han vivido eso"...Igualmente, yo lo disfruto a mi manera que es volviendo a recuerdos cálidos de la infancia. Y volvería a verlo y a verlo hasta que me supiese los diálogos de "pe" a "pa", porque en verdad creo que esta es una obra que hará historia, al igual que el grupo del cual se originó.