12.2.08

El día que no te puede pasar...

El día que algo no debe pasarte...ese día es el que te pasa. Hoy he vivido la Ley de Murphy en toda regla. Todo aquello malo que no te pase cualquier otro día te pasará en el peor momento del mundo.
Hoy era uno de mis días de "nada malo debe pasar". Esos en los que tienes algo importante que hacer y te has preparado para la ocasión. Salía esta mañana de mi casa con lo mejor que he podido hacer conmigo misma pensando en lo que tenía que hacer por la tarde. Estaba toodo pensado. Lo había pensado todo tan bien que hasta había optado por un zapato que no me fuera a destrozar los pies para la ocasión. No podía haber ningún percance, o eso era lo más importante para mí en aquel momento.
Me tocaba comer sola, pero eso no suponía un problema. Con mi periódico en la mano, sujetando la agenda y el bolso opté por un restaurante chino. Barato y con ese arroz que tanto me encanta. Decidí acudir al único restaurante chino que había probado y que no me había matado..."El Buda Feliz". Me dirigía hacia allí y me sumergía en una callecita la cual no me gustaba nada de nada. A pesar del tránsito de la Gran Vía, las calles de detrás no son tan geniales y tan concurridas. Por donde yo me estaba metiendo, las obras y la gente "rara" hacían que quisiera llegar cuanto antes al Buda Feliz. Iba andando deprisita cuando de repente....pero qué? HE PERDIDO MI ZAPATO! ¿PERO CÓMO ES POSIBLE?
En esta vida, llevar un tacón de 35 centímetros como el de la foto y que se quede atascado entre dos baldosines es una puñeta, pero que se te quede un mini-tacón metido entre dos baldosines es una mala suerte de pelotas. La acera había decido secuestrar a mi zapatito y mi pie se había deslizado de tal manera que lo perdí y a punto estuve de pisar el frío suelo descalza. Menos mal que me di cuenta a tiempo y con unos pequeños saltitos volví al lugar del secuestro. Introduzco el pie en el zapato y con la fuerza de mi pierna intento soltarlo....IMPOSIBLE. ¿PERO CÓMO PUEDE SER? El tacón se había quedado incrustado de tal forma que no había manera de sacar el zapato de entre las baldosas. De repente...oigo una voz....una voz muy desagradable...que medio tartamudeaba...que se me acercaba...me entra el pánico...el zapato no se suelta...lucho por recuperarlo...la voz sigue gritando detrás de mí: "Se te ha quedado un zapato..."...no quiero mirar...solo quiero irme con mi zapato puesto y en buenas condiciones (solo me faltaba cargarme el mini-tacón!)...se me ocurre mirar hacia atrás mientras continúo mi enfrentamiento con las baldosas...ese hombre me da miedo...parece un disminuido psíquico (no quisiera ser frívola pero es la realidad)...sigo luchando...el hombre se acerca..NOOOOOOOOOOO....Y consigo sacar el zapato!!!! Había sigo una situación absolutamente cinematográfica. Rápidamente y con toda la dignidad de aquel momento (tenía al público expectante en mi hazaña con el zapato) fui lo más corriendo que pude al Buda Feliz.
Cualquier día normal, esto se hubiese quedado ahí, pero como tenía que hacer una cosa por la tarde la Ley de Murphy actuó..."Si algo puede ir a peor, no lo dudes, lo irá". Bien, pues os cuento la segunda situación cómica a la que me he tenido que enfrentar en el mismo día. Me encontraba a tan solo unos minutos para encontrarme con quien tenía que encontrarme y todo debía estar perfecto para que yo al menos me quedara tranquila y satisfecha. Al faltar un poquito de tiempo, me siento en un asiento de piedra de la Plaza del Museo Reina Sofía, dejo mi bolso, dejo la agenda y cojo el periódico. Qué buena idea aparecer con un diario en la mano, pensaba yo...da ese aire de intelectual y persona seria con la que la persona que me esperaba querría dar. Cuál es mi sorpresa cuando...¿PERO QUÉ?!!UNA PALOMA HA CAGADO LA PORTADA DE MI PERIÓDICO!!! INAUDITO!! El caos se apodera de mí por unos segundos...no podía llegar con un periódico con sorpresita en la mano!! Bien...para unos segundos...reflexiona...ya está! Muy práctica yo, abro el periódico por la mitad, y le doy la vuelta. De esta manera la cagada de la paloma quedaba en las páginas interiores y fuera quedaba la primera de nacional, como si fuera mi portada, como si me hubiesen pillado leyendo justo esa parte. Pero ahí no acaba la historia (recordad la Ley de Murphy). Me levanto, cojo el bolso, voy a coger mi agenda ya para irme y...SORPRESA! en la agenda también hay sorpresita!! No me podía estar pasando a mí. Con pocos minutos por delante, saco un clinex y me lío a quitar hasta el más mínimo rastro de excremento de ave. (Puñeteras palomas!) Ahora que ya estoy en casa tengo que buscar la manera de desinfectar mi agenda. De hecho, me voy corriendo! Esto es prioritario.

2 comentarios:

Verónica dijo...

Que no... que tienes que dar las gracias de que el ave depositó sus necesidades en un periódico y en una agenda, y no en tu pelo, en tu estupendo abrigo... Todo podría haber sido peor. Y hay un chino que te gusta... por mi barrio

Unknown dijo...

Pequeña cenincienta madrileña... Que no me había fijado que me has enlazado, ¡y por partida doble! ¡Me encanta! Muchas gracias, eres un solete. Y por cierto, un amigo mío tuvo una época que atraía a las palomas, tanto que él mismo decía que le iban a cntratar en aquella fiesta de malotes que hacían de las ídem para atraer él solito todas las "heces" de los animalillos y que no le tocase a nadie más. ¡El pobre!