12.7.08

Las líneas que lo parten todo...

Muchas veces no somos capaces de distinguir dónde se sitúa la línea del horizonte. En ocasiones el mar y el cielo se unen en un mismo color que no nos deja ver las diferencias entre una cosa y otra, a veces tan diferentes, a veces tan parecidas.
No es la única línea que a veces no se sabe localizar.
Cada vez me doy más cuenta, pese a mi cabezonería que siempre ha luchado en contra, de que hay ciertas lineas separadoras en las relaciones que son complicadas de fijar y delimitar.
Peco de ingenua. Lo sé. En realidad siempre creo haber pecado de lo mismo. Pero en el fondo me gusta ser así. No cambiaría nada de lo que hasta ahora he hecho en mi vida en cuanto a las relaciones con los otros individuos se refiere. Mi forma de ser y mi trato con la gente puede haber confundido, puede haber asombrado, ilusionado, enfadado, llenado de alegría... pero, haciendo balance, creo que me llevo todo bueno. Cada relación con otra persona que he tenido me ha hecho aprender a que los seres humanos somos increíbles y que se pueden conocer cosas estupendas si vamos un poco más allá de los límites establecidos por las buenas costumbres.
He luchado contra algunas antiguas costumbres, algunos tabues, algunas cosas mal vistas por demasiados o simplemente malinterpretadas, y he podido equivocarme, he podido dudar en qué lado de la línea estaba, incluso sorprenderme, pero no lo cambio por nada.
Gracias a rozar las líneas he aprendido a descubrir cosas de las personas más allá de lo que un simple conocido puede darte. He descubierto que rozando las líneas es cuando las personas están dispuestas a abrirse más, a dejar mostrar las miles de cosas buenas que se llevan dentro y no todo el mundo tiene el privilegio de averiguar. Solamente puedo decir a día de hoy que gracias a todos los que me han dado ese privilegio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sé si será bueno o no ser algo curioso, querer saber algo más del otro... Yo creo que siempre hay que preguntar lo que uno desee preguntar, aunque a veces metas la pata ya que no todos aceptamos las mismas curiosidades o nos abrimos a las mismas personas. Sea lo que sea, es bonito ser curioso.